
Una de las problemáticas más relevantes en las aulas de clase es el de las conductas disruptivas. En este artículo, indagaremos sobre la naturaleza de estas conductas, así como los factores que las desencadenan y los diferentes tipos que pueden manifestarse en el entorno educativo. Esto, además de cómo abordarlas de manera efectiva a través de la psicopedagogía.
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Las conductas disruptivas tienen un significado, son aquellos comportamientos que interrumpen el desarrollo normal de las actividades que suceden en el aula, afectando el ambiente de los distintos tipos de aprendizaje.
Estas conductas pueden manifestarse, por ejemplo, con interrupciones constantes, negación a la hora de seguir instrucciones, agresión a compañeros, destrucción del material escolar o mostrando una oposición hacia las normas del centro educativo.
Las causas de las conductas disruptivas son tanto diversas como complejas. Sin embargo, es importante conocer de estos factores para poder abordar de manera integral y efectiva este problema.
En primer lugar, uno de los factores primordiales es el del entorno familiar del estudiante. Además de las discusiones familiares, está también la falta de apoyo o la negligencia en el hogar, todo esto puede tener un impacto directo en el alumno disruptivo.
Sumado a esto, algunos estudiantes pueden mostrar conductas disruptivas como respuesta a trastornos y dificultades del aprendizaje que no han sido diagnosticados. La frustración, asociada con el rendimiento académico, muy seguramente puede desencadenar actitudes desafiantes.
Otro de los factores que contribuyen a las conductas disruptivas es el de las necesidades emocionales no satisfechas. Aquellos estudiantes que carecen de apoyo emocional suelen llamar la atención a través de este tipo de comportamientos.
Al mismo tiempo, la presión social y las dificultades en las relaciones interpersonales forman parte también de los factores desencadenantes. Tanto la necesidad de pertenencia como la aceptación en el grupo pueden llevar a estas actuaciones como una manera de búsqueda de identidad o de reconocimiento al interior del entorno escolar.
Para finalizar, los estudiantes que no cuentan con habilidades y herramientas efectivas en la gestión de sus emociones recurren a conductas disruptivas como una vía para expresar sus sentimientos.
Una de las claves para elaborar estrategias más precisas y eficaces en el ámbito educativo es la de reconocer los diferentes tipos de conductas disruptivas. A continuación, mencionamos algunos de los comportamientos más comunes que generan un impacto negativo en las dinámicas del aula:
Algunos estudiantes tienden a interrumpir de manera repetida las clases por déficit de atención o motivación. Esta es una conducta que no solo afecta su propio aprendizaje, sino que también distrae a otros compañeros y perjudica la concentración general.
Mantener un espacio educativo respetuoso y ordenado se torna más difícil cuando algunos alumnos desafían la autoridad del profesor. Este es un tipo de conducta que puede adoptar distintas formas, desde cuestionar las decisiones del docente hasta ignorar las reglas que están establecidas.
La agresividad, bien sea verbal o física, crea un entorno que, además de ser poco seguro, también es retador para el aprendizaje. Este es un tipo de conducta que puede surgir de frustraciones personales, problemas emocionales o también de conflictos no resueltos entre iguales.
Este comportamiento se manifiesta en el momento en el que un estudiante se aparta del grupo y evita la interacción social debido a problemas emocionales, a falta de habilidades sociales o a experiencias previas negativas.
Hay conductas disruptivas que pueden pasar desapercibidas, como la falta de interés y la pasividad en el aula. Sin embargo, si estas se muestran de manera constante, pueden afectar el ritmo de la clase y, así mismo, dificultar la participación.
Algunos estudiantes disruptivos recurren a la manipulación y el engaño para evadir responsabilidades o conseguir beneficios. Este es un tipo de comportamiento que puede manifestarse con mentiras, trampas en evaluaciones o intentos de influir en otros compañeros.
La psicopedagogía desempeña un papel crucial en la identificación y tratamiento de las conductas disruptivas, en la pedagogía y la educación. A continuación, presentamos algunas estrategias efectivas capaces de integrar la perspectiva psicopedagógica:
A medida que las conductas disruptivas son comprendidas y se desarrollan estrategias desde la psicopedagogía, también se logran mitigar los problemas en el aula y se asume un enfoque educativo más inclusivo y enriquecedor para todos. La colaboración y el entendimiento son factores fundamentales para cultivar entornos educativos que promuevan el crecimiento individual de cada estudiante, lo que se logra a través de distintas herramientas y estrategias, contempladas en la variedad de las Maestrías en Educación de la Universidad Europea en Perú.