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El poder transformador de la música es evidente en tanto que, además de haber estado siempre presente en las distintas culturas y civilizaciones, también ha sido una compañera constante en la vida de la gran mayoría de personas. En el ámbito educativo, la música ha ganado cada vez más relevancia, al punto de convertirse en una herramienta esencial para el desarrollo de los estudiantes.
La Maestría en Investigación Musical, de la Universidad Europea en Perú es el camino perfecto para aquellas personas que desean explorar detalladamente la relación entre música y educación. Esta formación de posgrado, además de transmitir una comprensión profunda de la música, también lo hace sobre su papel en el proceso educativo. Con ella obtendrás un título oficial reconocible ante la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU).
De igual forma, para aquellos que buscan abordar el campo educativo desde una perspectiva más amplia, estudiar una de las maestrías en educación es también una opción a considerar para mejorar las perspectivas profesionales.
El potencial pedagógico de la música es muy amplio, por lo que no debe ser vista sólo como una materia aislada.
La integración de la música en distintas ramas y con diferentes métodos enriquece el proceso de aprendizaje. Por ejemplo, una canción puede ser una herramienta efectiva a la hora de enseñar historia, geografía o incluso matemáticas. La capacidad de contar historias a través de la música, además de transmitir emociones, puede hacer que temas que se perciben como complejos sean más accesibles y atractivos para los estudiantes.
Más allá de ser una fuente de entretenimiento o un medio de expresión artística, el impacto de la música en el cerebro es profundo. Estudios neurocientíficos han demostrado que la música activa distintas áreas cerebrales, potenciando habilidades como la atención, la memoria y la capacidad de resolución de problemas.
En el momento en el que un estudiante aprende a tocar un instrumento, no sólo está adquiriendo habilidades musicales, también está fortaleciendo su capacidad cognitiva. La música, mediante sus ritmos y patrones, ayuda a mejorar la memoria a corto y largo plazo, facilitando además el aprendizaje de otros temas académicos.
En la era actual de interconexión global, donde las fronteras se desvanecen y las culturas se entrelazan, es fundamental que los estudiantes no sólo estén informados, sino que también se formen como ciudadanos del mundo.
En este aspecto, el rico tapiz de sonidos y narrativas de la música desempeña un papel determinante. Se trata de un lenguaje universal que trasciende las barreras del idioma, la geografía y el tiempo. Cada género musical, bien sea el jazz, el flamenco, el reggae o la ópera, nos cuenta una historia única sobre las personas, su historia, sus celebraciones y luchas. Por ejemplo, el blues, que es originario del sur de los Estados Unidos, es un reflejo de la historia afroamericana de este territorio, así como de sus luchas y aspiraciones.
Al adentrarse en una canción de otro país o cultura, los estudiantes pueden experimentar y sentir lo mismo que sus creadores, comprendiendo emociones como sus alegrías, tristezas y esperanzas.
Esta conexión emocional rompe prejuicios y estereotipos, lo que permite una comprensión más profunda y auténtica de las personas de todo el mundo.
La música siempre ha sido un medio para expresar lo inefable y comprender lo incomprensible, un refugio para el alma humana. En el contexto educativo, esta poderosa herramienta tiene la capacidad de ser un puente entre el mundo interno y externo del estudiante. Las notas y las melodías conectan con emociones que en algunas ocasiones quedan ocultas.
Por ejemplo, una pieza melancólica podría ayudar a un estudiante a procesar una pérdida o desilusión, mientras que una melodía alegre está en la capacidad de potenciar los momentos felices y los éxitos.
De otro lado, al compartir estas experiencias musicales con sus compañeros, los estudiantes comprenden que no están solos y que, por el contrario, hay muchas personas que comparten sus mismas emociones. Esto, a la vez que crea un sentido de comunidad, también lo hace del apoyo mutuo.
La música es un recurso de enriquecimiento para la educación en múltiples dimensiones, con un poder de transformación inmenso que le apunta a mejorar las habilidades cognitivas, emocionales y sociales de los estudiantes.
En un mundo en el que la creatividad, empatía y la colaboración son habilidades esenciales, la música se pone de frente como una herramienta invaluable para la enseñanza. Los conceptos de música y educación, unidos, cuentan con el poder de crear un futuro más armonioso y enriquecedor para todas las personas.