Con el paso de los años, muchos investigadores y estudiosos se han esforzado en tratar de descifrar las diferentes maneras con las que el ser humano adquiere conocimientos, retiene lo que ha aprendido y lo traslada a su vida cotidiana. En definitiva, aprender.
A continuación te contamos cuáles son los tipos de aprendizaje que existen, en qué consiste cada uno de ellos y cómo puedes trabajarlos con tus estudiantes en el salón de clases.
El proceso de aprender implica la adquisición de habilidades y conocimientos nuevos, o también puede ser la modificación o mejora de los que ya se tienen, a través de distintas formas como la educación formal, la experiencia práctica o la investigación independiente, entre otras.
El aprendizaje es fundamental en el desarrollo personal de un individuo, además de constituir una de las principales herramientas para adaptarse a un mundo en constante cambio.
Cada aprendizaje cuenta con sus propias características y aplicaciones, por lo que aquí puedes conocer en qué consiste cada uno de ellos y sus aspectos más destacados.
Este tipo de aprendizaje se da cuando asociamos determinados estímulos externos o sucesos con una idea o un comportamiento determinado. Es una forma de aprender que se caracteriza por ser de las más completas y profundas, además de contribuir a la consecución de mejores resultados.
Ya sea porque nos acostumbramos a un estímulo o porque terminamos por interiorizarlo, nuestra respuesta cambia ante una acción o un hecho que se repite en el tiempo o es continuo. En esto se basa el aprendizaje no asociativo, en el que la sensibilidad varía según el momento en el que suceda.
En el ámbito educativo, este se refiere al aprendizaje en grupo. Es un proceso en el que el estudiante no aprende sólo, sino que lo hace con el apoyo y cooperación del resto de sus compañeros. En este aprendizaje, el docente tiene la responsabilidad de establecer los equipos de trabajo, así como de asignar los roles y funciones de cada estudiante y guiarlos en el proceso.
Existen diferencias entre los aprendizajes cooperativo y colaborativo, aunque es bastante común confundir ambos tipos de aprendizaje.
El aprendizaje colaborativo se diferencia del otro en cuanto a la manera de constituir y funcionar los grupos de trabajo, ya que en este caso, el docente propone el tema o plantea un problema y los estudiantes deciden cómo abordar el proyecto.
El conocimiento de nuestras emociones, así como gestionarlas de una forma eficiente es el objeto de estudio del aprendizaje emocional. Este no solo contribuye a nuestro bienestar y desarrollo personal, sino que también favorece que nuestras relaciones interpersonales sean sanas.
La experiencia es la base de este aprendizaje, en el que a partir de las de las situaciones que vivimos o, incluso, de los errores que cometemos, adquirimos los conocimientos. Este tipo de aprendizaje puede diferir mucho según la persona, ya que difícilmente todos reaccionamos y actuamos igual ante una misma situación, por lo que requiere de un cierto trabajo de autorreflexión.
Sucede sin darnos cuenta y casi de manera automática, como, por ejemplo, las acciones de andar, hablar o movernos. Se da cuando aprendemos algo, generalmente, sin una intencionalidad.
Este tipo de aprendizaje requiere ciertos niveles de atención y ejercicio por parte de nuestro cerebro, ya que sí tiene una intención y una conciencia. Es decir, somos conocedores de que estamos aprendiendo. El aprendizaje explícito nos permite adquirir, principalmente, información nueva y destacada respecto a personas, lugares y objetos.
Hasta hace poco tiempo, este era el tipo de aprendizaje más usual en el ámbito educativo. Consiste en fijar en la memoria y recordar conceptos de manera casi autómata, en muchas ocasiones sin llegar a entenderlos ni llevar a cabo ninguna reflexión.
Este tipo de aprendizaje necesita de la participación de, como mínimo, dos personas: el modelo, que es la persona más experta y realiza una acción o tarea dando ejemplo, y el aprendiz, que observa e imita o reproduce la actuación de la persona modelo. Se basa en lo visual.
Este es uno de los tipos de aprendizajes más activos de la actualidad. Además de aprender participando e interactuando con el docente, el estudiante va más allá y trasciende al no conformase solo con lo que le han enseñado.
El aprendiz busca información por su cuenta para resolver las dudas que hayan surgido, mientras que los datos que encuentra los organiza en su esquema cognitivo y los relaciona con conocimientos que ha adquirido previamente.
Puede considerarse como otro de los tipos de aprendizaje pasivos. En el receptivo, el estudiante se limita a recibir la información, bien sea por vía oral, escrita o audiovisual, para luego interiorizar ese contenido y poder reproducirlo.
Recopilar, seleccionar y organizar la información que se nos trasmite para establecer una relación entre estos nuevos conocimientos y los que ya se tenían previamente es la base del aprendizaje significativo. De todos los tipos de aprendizaje, este es uno de los más efectivos.
Trabajar con distintos tipos de aprendizaje es necesario si se busca ofrecer una educación eficaz e igualitaria para personas con diversos estilos de aprendizaje. Por este motivo, te mostramos algunas estrategias que son clave al momento de abordar uno o varios tipos de aprendizaje:
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